Bloc Party realizó el pasado 17 de abril su cuarta visita a México en la Alameda Poniente de Santa Fe. Tuve la oportunidad de ir y he aquí el recuento de los daños.
La organización corrió a cargo de Nokia, y no fue mala, pero tampoco buena. El concierto se retrasó hora y media, durante la cual mezcló Chuck Pereda para amenizar. No lo hizo mal, pero si fue demasiado tiempo. Nunca se supo la razón del retraso. Además de ese retraso, la cerveza brilló por su ausencia. ¿A quién se le ocurre un concierto, en viernes, donde no se venda cheve? Y para rematar, cualquier otra bebida se vendía en stands que se encontraban a los costados (o lejísimos, como el de la entrada), por lo que tenías que navegar entre 10 mil personas para llegar a comprar un poco de hidratación. Eso, además significaba perder tu lugar y perder probablemente a tus amigos o con quien fueras. Eso sí, gran producción, buenas pantallas gigantes, muchas cámaras. Creo que hasta lo transmitieron en la tele (canal 52). No estoy seguro.
Tras la cancelación de Juan Son para abrir, se confirmó a Quiero Club. Antes, quiero destacar que QC no me parecía una mala propuesta. Pero eso fue antes de escucharlos en vivo. Alguien (y lo culpo) dijo alguna vez que Quiero Club era el CSS mexicano. En Japón o algo. No sé bien la historia. El punto es que ese tipo estaba drogado, tomado, o que sé yo, porque a QC le faltan décadas para siquiera tener la misma onda que CSS. Y no soy un ávido fan de CSS, pero Quiero Club cobra carísimo por tocar, prenden menos que los Kings Of Convenience abriendo para Megadeth y además esconden su talento. No me atrevo a decir que no lo tengan, porque alguna vez los vi en el difunto Monster y me divirtieron (aunque tal vez estaba tan tomado que un mono baterista me hubiera causado la misma gracia). Pero la manera en que las vocalistas cantan desafinadas, más preocupadas por sus leotardos, lentes y faldas que por lograr dar una buena nota, es casi ridícula. Además, tocaron demasiado tiempo con un público apagado, expectante y cansado de una hora y media de letargo con Chuck Pereda, para aventarse otra hora interminable con las voces disonantes de Quiero Club. Yo me divertía más con la cámara que pasaba cerca de mi y con hacer estupideces cada que nuestras caras aparecían en la pantalla grande. El momento cumbre de QC fue cuando preguntaron "¿Se la están pasando bien, México?" a lo que siguió un rotundo, decisivo y contundente "Noooo" con 9,500 gargantas de potencia.
Bloc Party finalmente tomó el escenario y como sucede en conciertos gratuitos, muchos van sin saber a qué. Recibí y escuché comentarios del tipo "no los conocía, pero sí rifan!". Un pequeño consejo: los conciertos gratuitos siempre son bienvenidos (SIEMPRE), pero la distribución del boletaje debería de ir orientado a los fans. Si bien los que llegamos temprano, con boleto, tuvimos acceso a la zona naranja (unos 10 a 30 metros del escenario, detrás del pequeño comité VIP), muchos fans tuvieron que soportar el concierto entre mirones que no sabían ni qué hacían allí. Mi consejo es entregar boletos en base a trivias. Si no conoces al grupo, puedes ir, pero ve hasta atrás, para que los que quieren la fiesta y el show lo vean adelante, bien, como Dios manda.
Tuve la oportunidad de verlos en el Auditorio Nacional hace un par de años y terminé muy decepcionado, así que iba escéptico. Tuvo que ver el tráfico de ese día, la lluvia, el mal sonido, la hueva con la que tocaban, y muchos etcéteras. En fin, mis expectativas no eran altísimas, pero Bloc Party me gusta mucho y fui con buena actitud. Las primeras canciones tuvieron fallas en la ecualización, y yo pensaba "otra vez", pero pronto se corrigieron. Culpo a Chuck Pereda, QC y la hora y media de retraso por la mala actitud del público al inicio. Eso derivó en que los que realmente íbamos a ver a la banda, nos conectamos en Positive Tension, la cuarta rola. Específicamente en ese maravilloso bridge rockero en la segunda mitad. Después de un “that’s more like it” de Kele (vocalista, buen carisma por cierto), todo mejoró. Tocaron mucho de su antiguo material, las canciones esperadas (a excepción de Sunday, I Still Remember y otras) a pesar de tratarse del tour de Intimacy, lo cual se agradeció enormemente.
El sonido mejoró muchísimo a diferencia de las 3 primeras canciones. Eso mejoró también la actitud de mucha gente, que ya se había enganchado con la banda. Incluso canciones como Ares y Mercury, las más experimentales y particularmente las que menos me gustan, se desenvolvieron perfectamente. Ahora hasta me gustan (la maravilla de la música en vivo es que entiendes muchas cosas, sobre todo en actitud introspectiva, de lo que la banda quería lograr con eso). También ayuda el hecho de que han tocado mucho durante mucho tiempo. Eso es práctica, y como en todo, la práctica hace al maestro. Superaron por mucho su actuación pasada en México.
Terminé gratamente sorprendido.
Aquí el setlist y el único
video decente que encontré del show.