Candlebox - Into The Sun
Candlebox es una banda de post-grunge proveniente de Bellevue, Washington, en Estados Unidos. Esta banda lleva muchos años - desde 1990 - y pocos discos - 4 - junta.
Nunca, como la mayoría de las bandas post-grunge y post-Nirvana, fueron muy famosos. De hecho, pocas bandas de este género logran serlo, como Pearl Jam. Ni siquiera Mudhoney y Leadbelly, inspiraciones declaradas de Kurt Donald Cobain, ese icono que surgió desde Seattle más o menos durante esta época. Cobain, además, siempre demeritó a esta banda, como muchos de la escena grunge de Seattle, mientras que los críticos, fans y medios los reconocían como una de las bandas más trabajadoras de Seattle, y bajo la etiqueta de banda de rock, no de grunge. De hecho, su segunda entrega, Lucy (1995) fue el primer disco exitoso del sello Maverick, propiedad de Madonna.
Es cierto que no es fácil vivir de la música. Afrontémoslo, el rock no deja. Tal vez deja para tener tu casita, tu coche y tu comida, pero la vida de rockstar poco a poco se va difuminando en el olvido, por distintas razones, y como consecuencia directa de la desaparición de las superbandas - Nirvana fue la última, para mi - y la evolución de la industria musical.
Ahora, de regreso a Candlebox. Candlebox si bien nunca fue famoso, sí tiene bien definida su base de fans y son una banda conocida y respetada en su círculo. Esta nueva entrega, recién lanzada, Into The Sun, honestamente, no muestra muchas cosas. Aunque al mismo tiempo, sí. Es decir, nunca he sido gran fan de esta banda (sólo tengo un disco, que me gusta mucho, pero sólo uno) pero 15 años de evolución desde Candlebox (1993, ****) hasta ITS parecen muy pocos para el avance que ha mostrado la banda en cuanto a creatividad musical.
Hay canciones de ITS que podrían bien encajar en su etapa de principios de los noventa, de hecho muchas de las guitarras y melodías podrían ser ripoffs de las canciones populares de su disco homónimo. Sin embargo, este disco podría dividirse en dos: la primera mitad es un intento por re-lograr sencillos exitosos de su época de gloria, y la segunda mitad es una maravilla de rock progresivo a-la-Porcupine Tree, canciones de 8 minutos que de repente recuerdan el Dark Side Of The Moon de Pink Floyd para regresar en el momento justo, para recordarnos que estamos escuchando a Candlebox.
Es una lástima, porque la primera mitad del disco es absolutamente desechable, mientras que la segunda mitad es una joya. Breathe Me In es la canción con la que abre esta segunda mitad, algo completamente diferente al Candlebox exitoso pero evidentemente superior musical y líricamente hablando. Breathe Me In está entre las canciones más tocadas en mi iTunes y es una recurrente favorita al momento de pensar, reflexionar y cerrar los ojos, cigarro en mano, y subirle.
Desafortunadamente esta segunda mitad ni siquiera es mitad, está compuesta por cuatro canciones y Breathe Me In está contabilizada como dos, su Intro y la canción en sí. Pareciera que esta porción maravillosa del disco fue un error de concepción, una noche de inspiración celestial o simplemente el único verdadero rastro de evolución en la banda.
El resto del disco, las ocho canciones iniciales, si bien no es malísimo, es muy desechable. Tanto, que no califica para entrar en mi iPod. Lamentablemente, parece que Candlebox vive de glorias pasadas e intenta replicarlas, aunque sin éxito.
Candlebox es de esas bandas con grandes músicos pero sin la personalidad necesaria para realmente destacar, y no hablo de la música, ya que tienen un repertorio de canciones excelentes y, al parecer, tienen un show en vivo energético, explosivo y bien armado - no por nada han hecho tours con Pearl Jam, Metallica, Aerosmith y Flaming Lips, entre otros. Es el valor que no tienen de reinventarse, revolucionar su estilo y tocar lo que realmente DEBEN tocar en estos momentos, que son, claramente, éstas últimas cuatro canciones de Into The Sun, y no el resto, que es un refrito malogrado de lo que nunca volverán a ser.
Nunca, como la mayoría de las bandas post-grunge y post-Nirvana, fueron muy famosos. De hecho, pocas bandas de este género logran serlo, como Pearl Jam. Ni siquiera Mudhoney y Leadbelly, inspiraciones declaradas de Kurt Donald Cobain, ese icono que surgió desde Seattle más o menos durante esta época. Cobain, además, siempre demeritó a esta banda, como muchos de la escena grunge de Seattle, mientras que los críticos, fans y medios los reconocían como una de las bandas más trabajadoras de Seattle, y bajo la etiqueta de banda de rock, no de grunge. De hecho, su segunda entrega, Lucy (1995) fue el primer disco exitoso del sello Maverick, propiedad de Madonna.
Es cierto que no es fácil vivir de la música. Afrontémoslo, el rock no deja. Tal vez deja para tener tu casita, tu coche y tu comida, pero la vida de rockstar poco a poco se va difuminando en el olvido, por distintas razones, y como consecuencia directa de la desaparición de las superbandas - Nirvana fue la última, para mi - y la evolución de la industria musical.
Ahora, de regreso a Candlebox. Candlebox si bien nunca fue famoso, sí tiene bien definida su base de fans y son una banda conocida y respetada en su círculo. Esta nueva entrega, recién lanzada, Into The Sun, honestamente, no muestra muchas cosas. Aunque al mismo tiempo, sí. Es decir, nunca he sido gran fan de esta banda (sólo tengo un disco, que me gusta mucho, pero sólo uno) pero 15 años de evolución desde Candlebox (1993, ****) hasta ITS parecen muy pocos para el avance que ha mostrado la banda en cuanto a creatividad musical.
Hay canciones de ITS que podrían bien encajar en su etapa de principios de los noventa, de hecho muchas de las guitarras y melodías podrían ser ripoffs de las canciones populares de su disco homónimo. Sin embargo, este disco podría dividirse en dos: la primera mitad es un intento por re-lograr sencillos exitosos de su época de gloria, y la segunda mitad es una maravilla de rock progresivo a-la-Porcupine Tree, canciones de 8 minutos que de repente recuerdan el Dark Side Of The Moon de Pink Floyd para regresar en el momento justo, para recordarnos que estamos escuchando a Candlebox.
Es una lástima, porque la primera mitad del disco es absolutamente desechable, mientras que la segunda mitad es una joya. Breathe Me In es la canción con la que abre esta segunda mitad, algo completamente diferente al Candlebox exitoso pero evidentemente superior musical y líricamente hablando. Breathe Me In está entre las canciones más tocadas en mi iTunes y es una recurrente favorita al momento de pensar, reflexionar y cerrar los ojos, cigarro en mano, y subirle.
Desafortunadamente esta segunda mitad ni siquiera es mitad, está compuesta por cuatro canciones y Breathe Me In está contabilizada como dos, su Intro y la canción en sí. Pareciera que esta porción maravillosa del disco fue un error de concepción, una noche de inspiración celestial o simplemente el único verdadero rastro de evolución en la banda.
El resto del disco, las ocho canciones iniciales, si bien no es malísimo, es muy desechable. Tanto, que no califica para entrar en mi iPod. Lamentablemente, parece que Candlebox vive de glorias pasadas e intenta replicarlas, aunque sin éxito.
Candlebox es de esas bandas con grandes músicos pero sin la personalidad necesaria para realmente destacar, y no hablo de la música, ya que tienen un repertorio de canciones excelentes y, al parecer, tienen un show en vivo energético, explosivo y bien armado - no por nada han hecho tours con Pearl Jam, Metallica, Aerosmith y Flaming Lips, entre otros. Es el valor que no tienen de reinventarse, revolucionar su estilo y tocar lo que realmente DEBEN tocar en estos momentos, que son, claramente, éstas últimas cuatro canciones de Into The Sun, y no el resto, que es un refrito malogrado de lo que nunca volverán a ser.
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