El reciente movimiento anti-emo en Querétaro me dejó pasmado.
Quiero aclarar algo: oigo música emo, así como oigo metal, rock y folk por igual. Vaya, hasta pop escucho. No tengo la estética emo, estuve en bandas de todo tipo, y comparto la ideología punk. Es decir, soy un tipo que ha conocido, al menos superficialmente, todo.
A lo que voy: el siguiente argumento no está pensado como un emo, ex-emo, rockero, punketo, o whatever.
Me caga la intolerancia.
Recuerdan ese momento despreciable de nuestra humanidad cuando cualquier contracultura era satanizada y los culpables se quemaban cruelmente en la hogera? La Inquisición? Eso fue en el medioevo (no me se las fechas justas, y neta no las voy a buscar ahora).
México, tan democrático como se manifiesta, resulta que no lo es tanto. Querétaro, ciudad en la que viví 11 años y en la que tuve mi única pelea (por un Tazo), ahora está en el centro del huracán. Querétaro fue una de las primeras ciudades que vio el emo crecer. Me tocó ver a bandas como Colchón y Nació Autista juntas en un escenario. Me tocó ver el crecimiento del movimiento rockero de la ciudad con tocadas "importantes" donde se presentaban Ellinoise, 301 Izquierda y también me tocó el movimiento donde el rock fresa fue protagonista, con bandas como Doble UC.
Nunca fui muy contracultural. Es decir, fui punketo varios años de mi vida, pero no al grado de comer sólo verduras ni hacer movimientos anárquicos. Fui metalero, no al grado de dejarme la mata y vestirme de negro. Fui rockero, no al grado de... Bueno, soy rockero. Fui fresa no al grado de vestirme de Armani e... intolerar.
Lo que sucedió en el movimiento Anti-Emo hace unos días fue un acto despreciable. Asqueroso. Gente sin escrúpulos; déjenme llamarles como son: animales, se aglomeraron en la Plaza de Armas del centro. Yo ahí iba con mi entonces novia y nos paseábamos y nos dábamos besos y nos comprábamos flores. Un viernes, tras una convocatoria animal, cientos de personas acudieron con la excusa (ni siquiera objetivo, porque ese tiene un bien de fondo) de eliminar a los emos.
El emo es un guey que se caracteriza por externar su tristeza PERSONAL hacia su vida. Los metaleros lo hacen a su manera, los rockeros igual, los hippies lo hicieron igual. Los fresas se ahogan en alcohol en antros; es decir, lo hacen también.
Me cuentan que de este acto dos mujeres salieron violadas y cinco no volvieron a ver la luz del día, es decir, murieron. Gente sin escrúpulos, sin educación y sin una pizca de moral agredieron a un grupo de diez (DIEZ!) personas por portar una moda que no les parecía. Quiero en este punto hacer hincapié en un tema. Ser emo no es ser malo. Ser estúpido y golpear a gente que no piensa igual que tú, SI ES MALO.
Estamos de vuelta en una época donde ser diferente es motivo de agresión. No quiero mencionar la inquisición ni las guerras palestinas. Simplemente, todos los que madrearon a otros, preguntenle a sus padres lo que fue la matanza de Tlatelolco. Estudiantes que por pensar diferente terminaron siendo enterrados defendiendo sus ideales. Pregúntenles si estuvo bien lo que el gobierno hizo. Déjenme aclararles que eso es lo que acaban de hacer.
En este siglo XXI, este siglo de la información, donde todos tenemos derecho a decir algo y esperar que alguien nos escuche (ejemplo: este blog), están pasando este tipo de cosas. Y no estamos hablando de un país paupérrimo (aunque tal vez sí), sino de un país que se declara en progreso y cuyas personas estudian o intentan hacerlo, trabajan o intentan hacerlo, y que se declara, sobre todo, amigable a distintas ideologías.
¿Qué sigue? ¿Madrearnos a los yogui? ¿Madrearnos a los metaleros? ¿Madrearnos a los hippies? ¿O a los fresas?
Solamente tengo una cosa que decir: al DIABLO con todos ustedes, intolerantes. Yo quiero un país donde se me respete si tengo un piercing, un tatuaje, un rosario en el cuello, o la camisa abierta en un antro. Quiero que se me respete por lo que soy, por lo que pienso y por lo que represento. No quiero un país de borregos intolerantes, sin educación y sin respeto, donde a la mínima provocación sea yo objeto de linchamiento. Si México es un país así, que me linchen ahora, que me maten. No quiero entonces ser mexicano.
Que se piense en lo que sucedió. El ser diferente simplemente nos enriquece como cultura, nos da nuevos puntos de vista y nos da objetivos por alcanzar. No se debe permitir esto.
Este 15 de marzo del 2008 (sábado), va a haber una marcha masiva en contra de la intolerancia en la ciudad de Santiago de Querétaro. La gente que repruebe este tipo de actos, no contra los emos, sino contra cualquier persona (judíos, cristianos, rockeros, poperos, fresas, nacos, negros, blancos) se reunirá en la Plaza de Armas, el mismo sitio donde estos animales formaron este deplorable movimiento, para protestar en contra de la intolerancia.
Ya no estamos en el siglo 19, señores.
Paz, amor, EMPATÍA..... Kurt Cobain.
Quiero aclarar algo: oigo música emo, así como oigo metal, rock y folk por igual. Vaya, hasta pop escucho. No tengo la estética emo, estuve en bandas de todo tipo, y comparto la ideología punk. Es decir, soy un tipo que ha conocido, al menos superficialmente, todo.
A lo que voy: el siguiente argumento no está pensado como un emo, ex-emo, rockero, punketo, o whatever.
Me caga la intolerancia.
Recuerdan ese momento despreciable de nuestra humanidad cuando cualquier contracultura era satanizada y los culpables se quemaban cruelmente en la hogera? La Inquisición? Eso fue en el medioevo (no me se las fechas justas, y neta no las voy a buscar ahora).
México, tan democrático como se manifiesta, resulta que no lo es tanto. Querétaro, ciudad en la que viví 11 años y en la que tuve mi única pelea (por un Tazo), ahora está en el centro del huracán. Querétaro fue una de las primeras ciudades que vio el emo crecer. Me tocó ver a bandas como Colchón y Nació Autista juntas en un escenario. Me tocó ver el crecimiento del movimiento rockero de la ciudad con tocadas "importantes" donde se presentaban Ellinoise, 301 Izquierda y también me tocó el movimiento donde el rock fresa fue protagonista, con bandas como Doble UC.
Nunca fui muy contracultural. Es decir, fui punketo varios años de mi vida, pero no al grado de comer sólo verduras ni hacer movimientos anárquicos. Fui metalero, no al grado de dejarme la mata y vestirme de negro. Fui rockero, no al grado de... Bueno, soy rockero. Fui fresa no al grado de vestirme de Armani e... intolerar.
Lo que sucedió en el movimiento Anti-Emo hace unos días fue un acto despreciable. Asqueroso. Gente sin escrúpulos; déjenme llamarles como son: animales, se aglomeraron en la Plaza de Armas del centro. Yo ahí iba con mi entonces novia y nos paseábamos y nos dábamos besos y nos comprábamos flores. Un viernes, tras una convocatoria animal, cientos de personas acudieron con la excusa (ni siquiera objetivo, porque ese tiene un bien de fondo) de eliminar a los emos.
El emo es un guey que se caracteriza por externar su tristeza PERSONAL hacia su vida. Los metaleros lo hacen a su manera, los rockeros igual, los hippies lo hicieron igual. Los fresas se ahogan en alcohol en antros; es decir, lo hacen también.
Me cuentan que de este acto dos mujeres salieron violadas y cinco no volvieron a ver la luz del día, es decir, murieron. Gente sin escrúpulos, sin educación y sin una pizca de moral agredieron a un grupo de diez (DIEZ!) personas por portar una moda que no les parecía. Quiero en este punto hacer hincapié en un tema. Ser emo no es ser malo. Ser estúpido y golpear a gente que no piensa igual que tú, SI ES MALO.
Estamos de vuelta en una época donde ser diferente es motivo de agresión. No quiero mencionar la inquisición ni las guerras palestinas. Simplemente, todos los que madrearon a otros, preguntenle a sus padres lo que fue la matanza de Tlatelolco. Estudiantes que por pensar diferente terminaron siendo enterrados defendiendo sus ideales. Pregúntenles si estuvo bien lo que el gobierno hizo. Déjenme aclararles que eso es lo que acaban de hacer.
En este siglo XXI, este siglo de la información, donde todos tenemos derecho a decir algo y esperar que alguien nos escuche (ejemplo: este blog), están pasando este tipo de cosas. Y no estamos hablando de un país paupérrimo (aunque tal vez sí), sino de un país que se declara en progreso y cuyas personas estudian o intentan hacerlo, trabajan o intentan hacerlo, y que se declara, sobre todo, amigable a distintas ideologías.
¿Qué sigue? ¿Madrearnos a los yogui? ¿Madrearnos a los metaleros? ¿Madrearnos a los hippies? ¿O a los fresas?
Solamente tengo una cosa que decir: al DIABLO con todos ustedes, intolerantes. Yo quiero un país donde se me respete si tengo un piercing, un tatuaje, un rosario en el cuello, o la camisa abierta en un antro. Quiero que se me respete por lo que soy, por lo que pienso y por lo que represento. No quiero un país de borregos intolerantes, sin educación y sin respeto, donde a la mínima provocación sea yo objeto de linchamiento. Si México es un país así, que me linchen ahora, que me maten. No quiero entonces ser mexicano.
Que se piense en lo que sucedió. El ser diferente simplemente nos enriquece como cultura, nos da nuevos puntos de vista y nos da objetivos por alcanzar. No se debe permitir esto.
Este 15 de marzo del 2008 (sábado), va a haber una marcha masiva en contra de la intolerancia en la ciudad de Santiago de Querétaro. La gente que repruebe este tipo de actos, no contra los emos, sino contra cualquier persona (judíos, cristianos, rockeros, poperos, fresas, nacos, negros, blancos) se reunirá en la Plaza de Armas, el mismo sitio donde estos animales formaron este deplorable movimiento, para protestar en contra de la intolerancia.
Ya no estamos en el siglo 19, señores.
Paz, amor, EMPATÍA..... Kurt Cobain.